El acné se identifica por la aparición de “espinillas y granos” en distintas áreas de la piel como pueden ser la cara, la espalda o el pecho. Consiste en la inflamación de la unidad pilo-sebácea de la piel creando comedones, pápulas, pústulas y en ocasiones verdaderos quistes en el conocido y temido acné nódulo-quístico.
Si bien es posible experimentarlo en edades avanzadas, se suele caracterizar por aparecer durante la adolescencia como respuesta a los cambios hormonales que sufre el cuerpo. Es más habitual en mujeres jóvenes, entre los 16 y los 30 años de edad.
Antes de realizar ningún tratamiento, es necesario efectuar un estudio de cada paciente para conocer sus niveles hormonales y sus hábitos cosméticos.
Tratamiento del acné
Mediante el uso o la combinación de peelings, antiinflamatorios y antibióticos, se consigue un tratamiento efectivo para el acné con resultados muy buenos. La mayoría de veces el acné desaparece.
En algunos casos más persistentes, también se trata al paciente con comprimidos orales de derivados de la Vitamina A (retinoides).
Casos graves o en los que los retinoides (derivados de la vitamina A) no se puedan administrar, disponemos de tratamientos fotolumínicos, como la terapia fotodinámica, altamente eficaces sin prácticamente efectos secundarios.
El haber sufrido acné puede dejar en algunos casos secuelas estéticas. Los peelings químicos y la terapia con láser funcional no ablativo permiten regularizar la superficie de la piel y minimizar el impacto cosmético.